“La noche a veces es triste, la noche a veces sonríe, la noche para mí es el lugar donde habito, en medio de luces, tragos y lunas, ella es testigo de todos mis días, de toda mi vida”
Nocturna es la ciudad de los nocheros, seres extraños que disfrutan en un horario de rumba, que duermen el día como vampiros y en las noches toman a la vida como una puta. En nocturna no existen horarios, pues un horario se supone estricto y allá no hay regla más alguna que no tener ninguna…
La música va y viene en una carrera de bailes y roces, están los que la bailan, los que la gritan y los que pierden la cabeza en cada melodía… La noche también se vuelve testigo de las angustias, del peligro desenfrenado, de los amantes locos, de los borrachos solitarios, de los rockeros mechilargos, de las mujerzuelas, de los hogares rotos, de los amores perdidos, del llanto irónico y de todas las historias que el aburrido día, esconde por prudencia.
La noche y la rumba, la noche y el peligro… La noche es sólo una, es una dama que hace lo que le antoja, pero se hace respetar.
Cuando se asoma el sol, Nocturna empieza a dormirse y en su parpadeo va borrando las memorias de una noche más, las luces le palpitan, se desvanecen, se van, Noctura se duerme y la noche ya queda atrás.
A la mala rumba dale prisa que mañana será otra noche perdida
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