Ella está estampillada en el cielo una vez al mes, es callada, es prudente, es musa, es hermosa, es luna...
Él está sentado en un parque, a veces en su terraza, otras...Otras veces se encuentra en cuerpo en algún lugar, pero su mente y alma, están junto al vacío.
Él es un violinista llamado Simón le gusta el whisky, a veces lo bebe con limón otras lo acompaña con el humo de un ducados y otras tantas con su compañero inseparable, su violín 'nocturne'.
A Nocturne lo adquirió una noche de verano en una tienda de la ciudad de Venecia, fue el amor a primera vista que sólo siente un músico cuando ve a su instrumento, lo admiró un rato y luego lo compró... sobra decir que luego entonó notas con el bueno ya lo mencionamos.
Le gusta la noche, le gusta ser merecedor del momento musical, le gusta que lo acaricien una vez al día y así dar lo mejor de sí a Simón, Nocturne y Simón son como el río y el mar, el uno sin el otro no son comienzo ni final; Simón graba cada noche en una fotografía de hecho en su pared ya tiene una colección tan enorme que cualquiera envidiaría, así no sepa de que se trata el tamaño le produce ambición y el querer tener algo similar, o mejor... En estas fotografías aquel que no crea en el amor verdadero puede encontrar la prueba que abra sus ojos, estos dos son la más hermosa prueba de que el amor está en todas partes, en pequeñas cosas, en cualquier detalle, de día, de noche, en el suelo, en el aire, pero aún más importante siempre al lado, siempre y cuando eso que amemos sea lo más fundamental en la vida. 
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