5.16.2011

La última taza de café


Que fondo tan negro tenia aquella taza de café, me refiero a que era un negro fuera de lo común, de esos que encierran varias incertidumbres, pero que ilógico resulta al fin y al cabo negro sólo hay uno... pero ese color encerraba demasiados misterios, que al fin y al cabo también eran misterios; casos que si se supieran no merecerían el titulo de misterio, como el que me invadía antes de darle el sorbo a aquel café con tono a muerte...


Sus ojos me miraban como nunca lo habían hecho, algo escondía aquella mirada, pero como hasta ahora no me atreví a sospechar nada o no quería, pero quizás en medio de todo fui su cómplice; sus labios se apretaban escondiendo los nervios que le producía la oscuridad de su corazón, durante años si me preguntarán con toda la seguridad diría que jamás sospeche  que aquella oscuridad dominara su alma hasta llevarla a un punto de locura, ese punto en el que podemos caer sin quererlo, en el que todos somos inocentes culpables, pero tal vez mi oscuridad se apodero de ella también, sólo quizás o tal vez nada era seguro donde todo lo estaba, nada tenia sentido donde todo lo tenia, pero callamos en mil peros no dijimos nada convirtiéndonos en nuevas victimas de las cenizas del silencio; quise decir alguna palabra aunque sonara inútil, quise gritarle que sabia el final de su cuento... sí, ustedes lo saben no era necesario...

Tic-tac, tac-tic y nuestros ojos mantenían la mirada, para describir tal instante recurro al dicho popular :"si las miradas mataran..." ustedes conocen el resto; así era, pero imaginen una mirada de esas durante horas o sólo eran segundos, no lo sé, olvide por completo todo, me resumí a un mundo entre los dos, nada más, como lo fue un tiempo atrás, ¿Cómo es posible que de ser fundamental pasamos a ser sólo algo a desechar?, o ¿Por qué dicen que el amor es para que sea eterno, si aunque dure toda una vida la muerte lo cortará?, pues para mí el amor no es eterno, la costumbre sí, aunque en mi caso ninguna de estas cosas lo fue, perduro el egoísmo, la maldad, el silencio y todo se disfrazo de amor o simplemente era nuestra tonta idea de él.

No quise pensar más no quise estar más allí, así que sostuve la taza de café y dí el sorbo, ¡que amargo sorbo!. No les miento cuando digo que sentí como si pagara todos mis errores en aquel sorbo mientras recorría mi garganta,  después de ese sabor me fue inevitable escupir pero ya era tarde para botar mis culpas, ese sabor se apodero de mí, recorrió mi cuerpo como un niño recorre un parque de juegos o mejor como alguien recorre la piel de su amante sólo que esta vez no todo era felicidad digo:-"no todo"-, por aquel amargo sabor y perturbadora sensación que después llevaría a la única felicidad posible en aquel momento; ese café torno a ser heroína pues lo sentía correr por mis venas, llevarse mi respiración, retener mi corazón, mandarme a un abismo sin salida y busque su mirada y la encontré tan fría no pude hallar su satisfacción , sólo alcanzaba a ver el miedo que la acompañaría el resto de su amarga vida, solté una risa y cerré mis ojos para siempre 



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