5.09.2011

De su boca

De su boca cayeron las palabras más perturbadoras que en la vida puedo escuchar, lastimando mis oídos, cortando el alma, dejando una herida que no va a cerrar.
Su soledad cayó como mil gotas de agua helada sobre mi espalda ardiente, causándome la sensación de dolor más profunda que en la vida puedo sentir, que en la vida puedo comprender, esa  sensación de culpa inocente, de silencio ruidoso, de vida muerta.

Y así los días se desvanecen, el tic tac corre cada vez más rápido interrogándome, afilo mis dientes pensando en algo que es blanco, que es negro, que no me convence,  recorriendo mil caminos, sin recorrer ninguno realmente, todo está a mi alrededor pero al final nunca ha estado, porque siempre he escapado de esas palabras, de esos actos porque  el miedo se escondió bajo mi piel, corre por mis huesos creando una cárcel de falsos sentimientos en los que he de creer…

El viento me susurra al oído el dolor del mundo, los lamentos de aquellos que no pueden salvarse, sólo imagino justicia porque ella olvidó el mundo, el mundo donde los hombres la olvidaron primero a ella y me pregunto qué hacer con mis dos pequeñas manos, manos llenas de sueños, de llantos, de triunfos, de incertidumbre, porque son manos para crear, manos que quieren  darle a aquellos que sufren de desahucio las ganas de creer que hay algo más allá del desaparecer  sin haber visto la gloria del triunfo.

Profundo, incierto o abstracto puede fluir el sentimiento, agotado en medio de balas hechas de silencio, que quiebran el instante ya muerto, que te susurran en voz de grito como se agota el tiempo; se aceleran tus sentidos, escuchas tu respiración, y la esperanza está en un vaivén  dentro de tu corazón… quema, quema la desilusión, mata, mata cuando consume el cuerpo, caes cuando todo se ha ido, respiras de nuevo bajo el viento, corres buscando respuestas, gritas explicando ausencias, callas cuando no es momento, luchas porque aun crees en lo que otros han dado por sepultado, tiraron a un hueco y dejaron marchitado; vives porque te atreviste a no quedarte sentado…

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