Las calles vacías de esta ciudad
olvidada han traído tu recuerdo esta noche, un poco entrometido, demasiado intermitente en las angustias de mi
alma... El aire sólo trae consigo la eterna pregunta, ¿Por qué te fuiste?, y
atraviesa mi corazón como una bala.
Tengo que asesinar tu recuerdo
sin ninguna compasión, a sangre fría como cuando me enterraste tu adiós en
medio de mis oídos, fue un estruendo, me dejo sorda la paciencia y me dejo
confusa la cabeza.
Son piezas de lluvia que no
encajan, son gotas que salpican y salpican en cada rincón de un mundo frágil.
Ha llegado el amanecer, continua
lloviendo en mi mundo aunque el cielo no se ha querido caer, al menos eso es
bueno, así espero que algún día salga el sol y me dibuje nuevos días, me deje
ver nuevos caminos, me lleve cada vez más lejos de ti. Admiro tu capacidad de
olvido, de no recordar absolutamente un segundo y también aplaudo como
principal espectador, como único testigo tu talento para no tener un mínimo
sentimiento. La crueldad en tu forma de actuar, tu silencio para no escuchar me
han vuelto mierda la vida...
He ido a los limites de los
excesos, todo por sacarte un minuto de mi mente, he pensado que al probar toda
clase de cosas que le de vueltas a mi cabeza nunca más volverás, no vendrás más
a mis noches frías, pero no es así, siento tu cuerpo todo el tiempo en todas
mis direcciones y lo único que logro cuando ingiero alguna sustancia es palpar
tu cuerpo y reflejarlo en mi vida. ¿Dime cuándo te vas a ir?, necesito que te
vayas, necesito retomar mis días, necesito ser yo, deja que la lluvia me caiga
en piezas y se lleven tu recuerdo.
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