3.31.2012

Las sonrisas del fusil (I)


-Recuerdo esa tarde, cuando el cielo era naranja y parecía arder en medio de la tierra, recuerdo que era un día normal, a pesar del hambre y la pobreza, era un día normal.

Se queda callado, me mira fijo a los ojos, luego voltea su cara y manda su mirada al infinito, al lugar donde la enviamos cuando el recuerdo se atraviesa en la mente y nos deja perdidos en medio de la realidad.

-Yo me encontraba alimentando a las ovejas, recuerdo bien, entonces empecé a escuchar ruidos, eran cuchillas...
-¿Cuchillas?, dije yo.
-Sí, cuchillas que cortaban el aire de una forma brusca, quise ampliar la vista para ver más allá de lo que puedo ver, pero no vi nada cerca...

Vuelve a tomar un descanso, bebe agua y agacha su cabeza unos segundos.

-La confusión me mataba y el sonido se hacía más fuerte cada segundo, no sólo era yo quien estaba confundido sino que también los otros habitantes que se encontraban ahí conmigo lanzaron la vista al firmamento, esperando encontrar algo. Todos nos paramos sobre un punto, como si el punto dijera, "aquí se ve mejor", y no pronunciamos palabra alguna, no sé que pasaba...

Roza sus labios con su lengua húmeda, se para un momento a observar la ciudad por la ventana, en ese momento voy por una taza de café esperando que me siga contando su historia, mientras doy el primer sorbo, él se sienta de nuevo y pone sus manos sobre sus piernas; veo una gran cicatriz en una de sus manos, quisiera preguntarle acerca de ella pero guardo silencio, pues creo que la historia que me cuenta me llevará a la historia de su cicatriz.

-El sonido desvaneció y se fue perdiendo entre el cielo naranja... Pero lo que si cambio fue el cielo, combinó sus tonos naranjas con una gran nube gris que no venía del cielo, venía del suelo... Era algo atractivo para la vista, pero maligno para la mente.
-¿Por qué maligno? lo interrumpo.
-Porque era la primera vez que veíamos eso, no sabíamos qué era eso tan extraño, además lo que habíamos escuchado minutos antes aún nos tenía en la duda, de repente escuchamos un radio, con unas voces aceleradas, angustiadas, tristes...

De nuevo agacha su cabeza, el dolor pasa por sus ojos, el mismo dolor que llevaba en ellos el día que lo encontré, estaba recostado contra una pared como un ave perdida y abandonada a su suerte, recuerdo que le puse la mano en el hombro y aterrorizado me miró, con la mirada más perdida que he visto, sus ojos estaban inundados, su cara estaba sucia con rastros de ceniza y de sangre seca, lo ayude a levantarse le expliqué que lo sacaría de ahí, que no le haría daño; su silencio me mataba pues durante una hora y media de viaje lejos de allí no hablo nada, ni la semana siguiente pero ya me estaba acostumbrando, yo sabía que no iba a ser fácil conocer su historia...

-Cuando escuchamos bien, las voces dijeron algo claro, entendimos que algo no muy bueno estaba pasando, todos nos miramos como si el otro supiera lo que estaba ocurriendo. "Muertos", dijo la voz del radio, todos la entendimos, la sorpresa llego directo al corazón que empezó a latir como si fuera a dejar el cuerpo de un latido, "Heridos, explosiones" seguía la voz, comprendimos que la nube que se veía era nada más y nada menos que la explosión, entonces pensé que el sonido de media hora atrás era de aviones, de esos aviones de guerra...

Después de un camino de hora y media, llegamos a un centro de ayuda que estaba lleno de militares, médicos, enfermeras, organizaciones, pero no se movían de ahí, caminando unos largos pasos se encontraban unos aviones, yo no quería estar más en ese lugar y supongo que él tampoco, cuando le dije que se subiera pego un brinco, cualquiera se hubiese dado cuenta de que lo único que quería era escapar, el piloto me miró y quiso decirme algo, pero sabía que tenia que sacarme de allí cuando yo quisiera, así que encendió los motores y con ellos la tranquilidad de Gali, quien miraba por la ventana del avión dejando todo atrás, cerró los ojos y durmió como no lo había hecho en dos semanas.

-Ninguno sabía que hacer, sí escapar o quedarse allí para saber más... Ya se empezaba a hacer de noche y cualquier decisión apresurada podía ser un paso a la muerte, esa noche decidimos construir un refugio bajo tierra, esperando que lo que sucediera se tardara mientras construíamos nuestro refugio y que cuando llegará no tuviera idea de nuestra existencia. Así que construimos los refugios en tiempo récord, pero bien se sabe que lo que se hace rápido y por escapar, siempre termina mal; algo no salió bien y fue demasiado tarde, esa fue la peor noche de nuestra vida, aunque para algunos termino rápido, para otros sólo empezaba el sufrimiento y la miseria, las cosas que nos iban a acompañar durante dos semanas...

Sostuvimos la mirada durante una prolongación de tiempo, no supe que decir...

-Estoy muy cansado y usted entenderá que para mí no es fácil romper el silencio y contar esto, usted vio algo de lo que sucedió allá y porque me ayudó cuando sólo esperaba que la muerte se presentara en la forma que fuera, es que decido contarle mi historia, pero por hoy no quiero recordar más, así que con su permiso iré a dormir. Dijo Gali.
-Siga, le dije.

Pasa frente a mí y veo su cicatriz aún más grande, creo que tiene una forma, pero no la puedo detallar, después de todo, también estoy cansado, apago la luz y me voy a dormir.

Continuara...       
      

No hay comentarios: