3.09.2012

El rapto

Las luces palpitan en la fría noche de esta ciudad, me logran congelar la voz, como si cada segundo bajara por mi garganta un cubo de hielo y me la cortan, mientras, miro sus ojos y su cara, se van borrando y las luces apagando, toco el suelo como si fuese yo una pluma, ya no recuerdo nada.

Todo es oscuro, creo estar ciego, todo es negro, mi corazón se agita, se exalta, lo escucho gritarme que quiere una respuesta y mi piel se brota, ella empieza a llorar de angustia, mi respiración busca salida...Pero estoy atrapado, siento cadenas que me amarran hasta los huesos, siento silencio, siento frío, siento vacío, siento la soledad, siento la muerte, siento todo perdido y es cuando grito: -¡Dios, no mueras, no me abandones!
Frotan mis lágrimas, cada una suplica una respuesta, una ayuda, un consuelo y recuerdo la vida que he vivido y recuerdo las cosas que he hecho, es cuando siento un espejo que refleja la culpa y la cobardía, las lágrimas se apoderan de mí, me hacen débil, me hacen yo, un miserable perdedor.

-Cállate.
-¿Quién es?
Una voz a la que no le encuentro camino y miles de ideas tengo, en especial, que este es mi final. Y no vuelvo a escuchar la voz, tampoco quiero buscarla... Mis labios parecen arena del desierto, suplican una gota de agua. muero de sed, muero de frío...No entiendo porque me pide silencio ya que no siento ni susurro de mi respiración siquiera, menos un gemido para tanto.
-¡Imbécil, que te calles!
Ya no escucho sólo su voz sino que siento sus manos de la forma más brusca, siento que se incrustan en mi piel causando agujeros negros y al despegarlas se llevan mi carne, me deja frágil, inútil, las lagrimas fluyen, pero no me atrevo a suplicar, no he querido suplicar, no he sido capaz de suplicar ni siquiera la razón de estar allí o gritar un "no más".

Creo que llevo miles de horas acá, tal vez mi padecimiento juega con mi mente, no sé si buscan una suplica, pero creo morir un poco más cada segundo, bien está que la vida te mata varias veces al día, pero hoy me ha matado de una sola vez...

-A ver si entiendes, pedazo de escoria, te hemos confundido en este rapto, pero ya nos viste...

-Sólo quiero liberarme de estas cadenas, no importa la forma.
Mi voz sale, pienso que he liberado todo, que más da salir del rapto, si vivo en un laberinto... Cuando rompes las cadenas que amarran tu alma no importa que nunca más abras los ojos 

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