1.14.2015

No te pierdas.

Cada vez que miro hacía atrás y veo la carretera, lo descubro, el camino ha sido largo y me acuerdo de ti, cuantos años pasaron... ¿Recuerdas cuando eras una niña? ¿recuerdas las veces que corriste asustada buscando un abrazo de tu madre?... Yo si te recuerdo, todavía buscas ese dulce consuelo en los brazos de tu vieja, la esperanza que reflejan sus ojos, esos que te dicen que todo está bien. Pero algo cambió, ya no corres por ese abrazo, prefieres que los brazos vengan a ti, pero la mayoría de veces sientes que aquellos brazos ajenos te aprisionan, encarcelan tu alma y se te dificulta respirar, tu mirada se pierde, entonces lo comprendo, solo los buscas por necesidad, porque sientes que se te puede ir lo mejor de ti en un abrazo, te da miedo, desconfías de que te roben la integridad.

¿Sabes?... Te extraño, extraño tu risa, extraño la forma en que dabas lo mejor de ti sin pensar en que podías perder, cuando valía más una sonrisa de aquellos que amabas sin esperar nada a cambio, sin pensar en que en el futuro te podrían dar la espalda o muchos se irían, pero te entiendo, no se puede ser la misma cuando caíste y ninguna mano te ayudó a levantar, ni tampoco te guió alguna voz, solo tus manos eran tu luz, yo siempre te observaba, esperaba que entendieras que debías encontrarme, siempre estuve a un costado, rogando para que me miraras y me sonrieras, para que te dieras cuenta que me necesitabas para estar completa.

Y te preguntaras quién soy yo para creerme tan importante, llámame ego, nómbrame como quieras, soy quien necesitas, quien te espera cuando tocas fondo, mírame a los ojos cuando estás frente al espejo, soy tu complemento, tu conciencia y tu voz, tu alma, pero en realidad somos, una sola, eso somos y aunque ya no seas aquella niña que recuerdo, sigues siendo quien sueña despierta, ahora eres la mujer que pisa fuerte, que vive cada segundo aspirando el aire como un milagro, porque no sabe en que momento todo se acaba, solo te pido que no sueltes esta mano que hoy te escribe, porque si pierdes el rumbo otra vez, nadie te va encontrar, ni siquiera yo. 

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